Etimología: Del latín “primus veris” la primera flor de la primavera, por ser plantas muy precoces en su floración.
Descripción: Planta perenne de 3 a 20 cm con pedicelos radicales (escapos) pelosos, tumbados en la floración. Hojas en roseta basal obovales de 5 a 25 (35) cm, rugosas, atenuadas en peciolo alado, finamente dentadas, con haz más o menos glabro y envés pálido peloso. Flores amarillo azufre o blancas, raramente rojizas, con manchas naranjas en la base, de 2 a 4 cm de diámetro, solitarias, inodoras. Cáliz de 1 a 2 cm con 5 costillas y 5 dientes estrechos lanceolados. Fruto (cápsula) oval de unos 7 mm.
Primula vulgaris Hudson,Centro Botánico Juzbado |
Comestible:
-Las hojas tiernas se comen crudas en ensalada, tienen un sabor algo ácido. También se cuecen como verdura.
-Las flores se añaden a ensaladas, y se pueden confitar o caramelizar con azúcar. En agua y azúcar se dejan fermentar y dan un vino dulce.
-Los brotes se preparan como las alcaparras.
Etnobotánica:
-La raíz en polvo se usó como estornutatorio, a modo de rapé.
Cosmética:
-La infusión de las flores sirve en lavados contra granos, verrugas, quemaduras de sol y arrugas.
-Las flores en vino proporcionan una loción para estirar la piel.
Medicinal:
-La raíz, flores y hojas tienen efecto balsámico, sirven en afecciones respiratorias, como catarros, bronquitis o asma.
También como diurético en casos de edemas, cistitis, reuma o gota.
-Las flores actúan como calmante, en infusión para catarros, reumatismo y parálisis.
-La raíz es febrífuga y analgésica. La decocción de 100 gr en un litro de agua, reducida a un tercio, sirve en compresas para contusiones
Precaución- puede producir dermatitis de contacto. Los alérgicos no conviene que se froten con ella.
Anotaciones:
-Santa Hildegarda, en el siglo XII la recomendaba para curar la melancolía.
-En el siglo XVIII fue símbolo de libertinaje.
-La Primula veris fue dedicad a Freya, guardiana de los tesoros del palacio Vaalhaya. Los católicos la consagraron a San Pedro, “portero” del cielo, por sus flores, que parecen un llavero. En Francia se llama “clefs de Saint Pierre” llaves de San Pedro, porque surgió donde el Santo dejó caer sus llaves.
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Primula vulgaris Hudson, Centro Botánico de Juzbado |