19 de octubre de 2022

Conrad Gesner

Célebre médico y naturalista suizo, nació en Zurich el 26 de marzo de 1.516 y murió en la misma ciudad el 13 de diciembre de 1.565. 

Sus padres Urso Gesner y Agata Frick, unos modestos comerciantes de pieles cargados de hijos, no habrían podido dar una carrera a Conrad sin el celo y dedicación de su tío Jean Frick, que le hizo hacer algunos estudios clásicos y le dio las primeras nociones de historia natural. Más tarde, su tío habló con su amigo Jean- Jacques Ammieu (o Ammans), profesor de elocuencia en Zurich, para que recogiera a Conrad, dado que su manutención le resultaba un gran sacrificio, estuvo en su casa tres años, en los que Ammieu dirigió los estudios de Gesner hacia las ciencias médicas.  

Conrad Gesner (Fuente: lookandlearn.com)

 

Estando cerca la muerte de su tío, con lo que perdería la protección de su amigo, solicitó una bolsa de estudiante en la universidad, que le fue concedida para el año siguiente, por ello a la muerte de su tío, casi al mismo tiempo que la de su padre, tuvo que regresar a casa de su madre a trabajar, pero su antiguo profesor habló con Wolfgang Fabricius, predicador erudito, que le acogió en su casa de Estrasburgo a cambio de que Gesner, con 16 años, le ayudara en sus investigaciones. Con él aprendió hebreo y pronto colaboró en sus búsquedas sobre filología y libros sagrados, tanto que apenas le quedaba tiempo para sus propios estudios, por lo que regresó a Zurich con una beca concedida por la municipalidad junto con su amigo Jean Frissius, célebre orientalista. Pronto se sintieron atraídos por Paris, centro intelectual de la época, y se dedicó a toda clase de estudios. Él mismo cuenta que devoró todos los libros griegos, árabes, hebreos o latinos que le ofrecían, cosa que desaconsejó encarecidamente que hicieran los alumnos.

En 1.536, por la persecución contra los protestantes desencadenada bajo los auspicios de Francisco I, Conrad tuvo que regresar a Estrasburgo, donde adquirió una gran reputación como “un prodigio de saber”. Su fama llegó a Zurich, y el consejo le requiere como profesor en el colegio municipal, con un sueldo bastante exiguo, por lo que solicitó y obtuvo autorización y una pensión para ir a Basilea y estudiar por fin medicina y ciencias naturales. Allí trabajó en el diccionario greco- latino de Favorinus Camers.

Al año siguiente fue requerido en Lausana, donde el senado de Berna acababa de fundar una academia, destinándolo a la cátedra de literatura griega. Estuvo tres años en contacto con las plantas de los Alpes y los textos médicos antiguos, hasta que en 1.540 decide trasladarse a Montpellier para terminar su instrucción médica en esa prestigiosa universidad, donde se unió a eminentes naturalistas, como P. Belon, Laurent Joubert o G. Rondelet, con quienes aumenta sus conocimientos en la materia.

Regresó a Basilea en 1.541, donde consigue por fin el título de doctor, y elige la ciudad de Zurich para ejercer como médico y profesor de filosofía. En ese tiempo realiza diversos viajes por las montañas y las bibliotecas más prestigiosas, recopilando material para sus obras. Publica la “Biblioteca Universal”

Pese a la pobreza que siempre le acompañó, logró recopilar un inmenso número de figuras de animales y plantas, ayudado por el dibujante Juan Thomas, algunos amigos, por medio de correspondencia con sabios, o por el contacto con pescadores y cazadores, todos ellos contribuyeron a enriquecer los conocimientos de sus obras.

A partir de 1.554 ingresa como médico facultativo en Zurich, lo que le supuso un cierto alivio económico. Con ayuda de donaciones formó el primer gabinete de zoología de la universidad, que le dio un gran prestigio, y en 1.555 fue nombrado profesor de Historia Natural, cátedra que conservó hasta su muerte.

Bullinger consigue para él el grado y sueldo de canónigo, con lo que Gesner se pudo dedicar más a la botánica. Cultivaba en su jardín plantas de los Alpes y las que le mandaban de otras partes de Europa, enviaba jóvenes a las montañas para que le recolectaran plantas, intentó fundar en Zurich un jardín botánico y un gabinete de Historia Natural, discutió con Mattioli, experimentó sobre sí mismo con las plantas para curar mejor a los enfermos y no limitarse a contar lo que otros relataban sobre sus efectos.

Frontispicio de la Opera Botánica (Centro Botánico Juzbado)
 

Estaba en el apogeo de su gloria cuando la peste asoló Basilea en la primavera de 1.564, extendiéndose hasta Zurich. Gesner estuvo cuidando a los enfermos durante dos años junta con su amigo Keller y su discípulo y amigo Gaspar Wolf. Cuando estaba próximo su fin, en vez de meterse en la cama ordenó todos sus asuntos e hizo testamento, en el que ordenaba entregar a G. Wolf sus manuscritos para que los publicara. Editó Epistolae Medicinales, pero no pudo terminar la tarea, y vendió los manuscritos y los libros de su maestro de Dioscorides, Teofrasto y Plinio repletos de notas, a Camerario, que lo publicó en dos volúmenes con más de 100 figuras, pero sin citar a Gesner.

Doscientos años después de la muerte de Gesner, sus papeles cayeron en manos de C. I. Trew, que se puso de acuerdo con C. Schmiedel y el célebre grabador Seligman de Nüremberg, para dar por fin a la luz su obra con el título de “Conradi Gesneri Opera Botanica”.

A pesar de su muerte temprana, Gesner publicó numerosas obras. Su “Historia Animalum” puede considerarse, a decir de Cavier, la primera base de la zoología moderna. Elevó la historia natural al rango de ciencia en un momento de gran atraso, pues se acababa de salir de la Edad Media. Ha sido considerado, con todo el mérito, el “Plinio Alemán”.

           

MALVA

Familia: Malváceas

Nombre científico: Malva sylvestris  L.   

Nombre vulgar: Malva

Etimología: Del griego “malacos” blando, por ser plantas emolientes.

Descripción: Planta bienal o perenne de hasta 1,5 m, generalmente pelosa. Hojas variables, con 3 a 7 lóbulos poco profundos, crenadas. Flores de hasta 6 cm de diámetro, pétalos escotados, rosa violáceo con venas oscuras. Frutos (carpelos) con caras laterales estriadas.  Florece en primavera y verano.



Lámina de Malva sylvestris (Centro Botánico)

18 de octubre de 2022

Laurel

Hoy el laurel está confinado a poco más que dar sabor a estofados y otros guisos, por eso queremos recordar la historia de este noble árbol que fue símbolo de paz, nobleza y atributo de Esculapio, dios de la medicina que ceñía una corona o diadema, no como símbolo de triunfo, sino por las cualidades medicinales del laurel. Este dios, hijo de Apolo y Corinis, fue arrancado del vientre de su madre muerta y entregado al centauro Quirón, que le instruyó en el arte de curar. Esculapio cultivó la ciencia médica con la mayor gloria, de hecho, su nombre, según autores, deriva de las voces egipcias haskel- ab, padre de la ciencia o la sabiduría. Sus descendientes formaron un linaje que fue denominado “los Asclepiades”, dedicándose exclusivamente al culto a este dios y a la práctica de curar. El propio Pitágoras se vanagloriaba de ser la decimosexta generación de esta familia.

Debido a su perenne verdor y al olor aromático que exhala, fue y es considerado uno de los árboles privilegiados que a través de los siglos ha conservado su renombre.  Sus hojas sirvieron para coronar a héroes y poetas, en la antigua Roma era tal el respeto al laurel y al olivo, que no se permitía que fueran manchados con usos profanos, ni siquiera para aplacar la ira de los dioses. Fue admirado por Hesíodo y Virgilio, que cuentan que los Laurentinos, antiguo pueblo de Italia que habitaba en Laurentia, la ciudad de los laureles, eran súbditos del rey Latino, que según Hesíodo era hijo de Ulises y según Virgilio de Fauno. Este pueblo tomó su nombre de un laurel conservado en el palacio real con respeto religioso, en donde Latino mandó construir un palacio que consagró a Apolo.

Si el santuario de Apolo estaba rodeado de laureles, las coronas de los césares eran de laureles muy particulares, se tomaban de un bosque cercano a Roma muy venerado, la “selva vegetana”, donde cada emperador tenía su propio árbol del que elaboraban las coronas, y se dice que cuando uno de estos árboles se secaba, vaticinaba la muerte de su emperador. Según San Pierio, cuando falleció Nerón toda esa masa vegetal se secó.

Y si Virgilio hizo honor al laurel, el laurel hizo honor a Virgilio, pues según la leyenda, en su mausoleo nacieron dos laureles que formaban una corona con sus ramas, como si la misma naturaleza quisiera celebrar la gloria de tan gran poeta. No por gloria, según cuentan, Julio César, pidió permiso al senado para ceñir una corona de laurel con el fin de ocultar su calvicie. A Pompeyo se le permitió llevarla en los juegos de circo y teatro.

Tras varias aclaraciones sobre las diferentes especies de laurel, Plinio cuenta que adornaba las coronas de los Césares y Pontífices, y coronó a los vencedores y a los que triunfaban en Roma, por eso fue llamado triunfal. El lauro regio, llamado también lauro Augusto, se decía que fue enviado del cielo. Un águila dejó caer en el regazo de Livia Drusila (después llamada Augusta por su matrimonio) una gallina blanca que no había recibido daño alguno y que portaba en su pico una rama de laurel en fruto. Los agoreros mandaron que se conservasen la gallina y sus crías y se plantara el ramo, que se reprodujo admirablemente hasta formar una selva.

El emperador Augusto fue el primero en ceñirse una corona de laurel como símbolo de victoria, que celebraban con grandes pompos, pero si la victoria era por rendición o entrega del enemigo, el vencedor no podía ceñirse la corona de laurel, sino de mirto, y recibían del pueblo y el senado el “ovatio” o triunfo menor que se concedía en Roma a los que ganaban victorias no relevantes.

1 de octubre de 2022

JORNADAS BOTÁNICAS EN EL OTOÑO DE JUZBADO

Os anunciamos la jornada botánica de este otoño. Será el sábado 22 de octubre y la hemos titulado "plantas de otoño". Visitaremos el Centro botánico (hay novedades) y luego pasearemos juntos para comprobar cómo avanza la otoñada este año. Por la tarde nos adentraremos en las refinadas técnicas de alquimia para elaborar un cerato y una tintura. Os esperamos.

NOTAS: En Juzbado hay un bar-Restaurante. Si deseáis comer la misma jornada en Juzbado, os recomendamos llamar y reservar con antelación. (Bar el Toral: 620 019 083). Para participar será necesario enviar un correo electrónico a centrobotanicojuzbado@juzbado.es antes del día 20 de octubre indicando nombre apellidos, lugar de procedencia y DNI o dirigirse a la Oficina de DesarrolloLocal (juzbadolibroabierto@juzbado.es). La contribución a las jornadas es de 10 € por persona (a partir de 14 años). La participación de los vecinos empadronados es gratuita.