Familia: Gutíferas
Nombre científico: Hypericum perforatum L.
Nombre vulgar: Hierba de San Juan, hipérico, hipericón, corazoncillo, cazadiablo.
Etimología: Del griego “hypo” debajo y “ereike” brezo, o “erein” matorral, por crecer entre brezos o matorrales; según otros autores de “hyper” sobre y “eikón” imagen, por encima de lo imaginable, o amuleto, en alusión a su gran reputación como planta medicinal. También porque se colocaban capullos encima de los iconos para alejar los malos espíritus (sobre la imagen)
Dentro de la mitología clásica, Hypericum puede proceder del titán Hyperión, hijo de Urano y la Tierra, que se casó con su hermana Thia con quien engendró al Sol, la Luna y la Aurora. A su hijo Sol (Helios) también le llamaban Hyperión. Los antiguos germanos hacían culto al hipérico por la forma y color amarillo de su inflorescencia, semejante al sol. La tenían como portadora de luz, y la veneraban en el solsticio de verano. Sus flores amarillas al ser estrujadas liberan un pigmento químico, la hipericina, que las tiñe de color sangre, y sirve para alimentar el mundo de las leyendas. Entre los católicos, ese color simboliza la sangre del martirio de San Juan, máxime cuando esta planta alcanza su mejor estado de floración a finales de junio, siendo la planta Sanjuanera por excelencia.
A decir de Matthioli, se contaba que los diablos odian tanto al hipérico, que su solo perfume donde habitan, les enfurece, por ello le llamaban también caza diablo. De hecho, se utilizaba en exorcismos, con el nombre de “fuga daemonum”.