Familia: Taxáceas
Nombre científico: Taxus baccata L.
Nombre vulgar: Tejo
Etimología: Del griego “taxos” derivado de “taxis” en línea, serie, por la disposición de sus hojas, en dos series; o bien de la raíz indoeuropea “tecs” trabajar hábilmente, por la facilidad para esculpir su madera. Más misterioso sería del griego “taxon” o “toxos” arco, o de “toxicon”, veneno de las flechas, usos ambos del tejo.
EL TEJO, SU HISTORIA
En el siglo III a. C. el filósofo y polígrafo Teofrasto de Cresos, discípulo de Aristóteles, ya hacía comentarios sobre la flexibilidad y dureza de su madera, la toxicidad del árbol, y la inocuidad de la envoltura carnosa de su semilla. Comentaba que los caballos mueren si comen las hojas, pero los rumiantes las pacen impunemente.
En sus tiempos había tejos en todos los jardines, sobre todo por lo fácil que resultaba darles forma. Y el poeta romano del siglo I a.C., Publio Virgilio, en sus Geórgicas cantaba la toxicidad de sus hojas, y la resistencia y flexibilidad de sus ramas, con las que los antiguos fabricaban arcos.
En el siglo I, el médico griego Pedacio Dioscórides llega más lejos en cuanto a sus propiedades nocivas, y comenta que los frutos del tejo que nace en Italia vuelven negros los pájaros, y ofende, incluso mata su sombra a aquellos hombres que bajo ella duermen o simplemente se sientan, recomendando guardarse de él.
Su contemporáneo, el historiador Plinio el viejo no se queda corto en comentarios y dice que en España murieron hombres por haber bebido vino contenido en toneles fabricados con su madera, y agrega, según creencias de aquella época, que si se clavaba un clavo de cobre en el tronco, el árbol perdía su maldad, y comenta que “Se dixeron táxicos los venenos que hoy llaman tóxicos, con que se envenenan las saetas”
Los Ingleses fabricaron con él el arco largo con una fuerza de unos 45 Kg lanzaba a más de 150 m tres flechas por minuto, eran los misiles de la Edad Media, sólo el tejo proporcionaba la tensión, flexibilidad y resistencia necesarias.
Los sajones hacían arcos con su madera, y si una población poseía tejos, tenía la obligación de proporcionar arqueros.
El tejo se convirtió en material estratégico de primera importancia y pronto desapareció de Inglaterra e Irlanda. Castilla y León se alió primero con Felipe IV de Francia y luego con Eduardo de Inglaterra, se mandaron tejos a Inglaterra para fabricar armas y navíos.